Anoche te quedaste dormida en mis brazos, apoyando tu cabeza en mi pecho. Oía tu respiración pesada, no te encontrabas bien. Hacía rato que buscabas unos brazos donde reposar, donde abandonarte y ser protegida.
Fue tierno. En aquel momento, me daba igual todo.. me sentí llena de un amor incondicional. Te miraba, y supe que sería capaz de todo para protegerte de tus fantasmas, de los reales y ficticios.. y me vino a la mente una sola cosa: quiero estar el suficiente tiempo aquí para verte crecer.. para ver como aprendes de ese mundo que tu haces que sea mas llevadero. Quiero ver y sentir a través de tus ojos, de tu inocencia..
Es curioso. No fue la primera vez que me sentí así. Experimenté ésta misma sensación otra vez. Hace ya un tiempo.. el mismo sentimiento de protección. De acunar entre los brazos de ese modo incondicional. Cuando me buscaba y se acurrucaba para que le auyentara sus fantasmas.. sus propios fantasmas. 30 y muchos años os separan, pero la necesidad de afecto sigue siendo la misma.
Con los años, seguimos teniendo las mismas necesidades.. pero es como si la palabra CRECER te obligara a dejar de necesitarlas. Y menos pedirlas. Te vas haciendo mayor, y ya no te acurrucas.. no te abandonas a la protección de otros.. porqué TU eres el adulto.
Lo siento. Hay momentos que necesito desesperadamente abandonarme en unos brazos que no sean los míos, dejarme sostener.. esconder la cabeza y, simplemente, sentir que todo irá bien.